Hasta hace poco tiempo, a los apartamentos iban a parar todos aquellos muebles y objetos ornamentales que ya no tenían cabida en la vivienda principal. El resultado de esta decoración tan poco meditada solía ser casi siempre decepcionante: estancias frías, carentes de personalidad; muebles poco apropiados, demasiado voluminosos o incómodos; objetos escogidos sin ningún tipo de criterio. Los nuevos tiempos, sin embargo, en los que se valoran en gran medida los momentos de ocio, aconsejan dotar al apartamento de una identidad propia, con muebles y soluciones especiales.