Junto al salón se organizó un cuarto de estar, cuya principal característica reside en la variedad de estilos que componen su decoración; desde unas clásicas butacas alfonsinas, tapizadas en seda india, hasta una moderna mesa de metacrilato adquirida en Comatec, sobre la que se dispuso un bargueño. Este último es un elemento clásico, pero al haber sido realizado en piel de tiburón y marfil, adquiere un aire de total vanguardismo. En la zona de estar, presidida por una chimenea de estilo modernista, acompañan a las butacas anteriormente citadas un sofá de Isabel García Tapia, tapizado en rojo, con estampado de cachemir, y en el centro, una mesa, con encimera de raíz de nogal y patas de piedra fósil. Frente a la tertulia se construyó una librería de escayola, diseño de Fernando Espinosa de los Monteros, cuya parte superior permite que la moldura del techo quede a la vista, y sirve además de soporte a un sistema oculto de iluminación.