El recibidor, que centra la atención en una cómoda regencia, es la esencia de la elegancia, y comunica con la biblioteca y el salón. Estas estancias y el comedor quedan unificadas por la tarima de pino melis del suelo, el color terracota de las paredes, las tapicerías inglesas en perfecta armonía y las escogidas piezas antiguas que pueblan cada rincón. Entre ellas cabe destacar, en la biblioteca, un chiffonnier y un barómetro inglés del siglo XIX; y en el salón, un escritorio Luis XVI de marquetería que acoge una pareja de candelabros Napoleón III de bronce sobredorado. En la zona de paso al comedor, decorado con una sillería de estilo holandés, se creó un rincón de lectura, con una butaca francesa y una cómoda Luis XVI de cerezo con tiradores de bronce, sobre la que descansa una escultura de Sebastián Miranda. Para el resto de las estancias se escogió la gama de los azules, que comparten el espacioso dormitorio principal, prolongado en un vestidor, y la zona de cocina y office.