Las premisas que han servido de punto de partida para los diseñadores han sido, entre otras, el carácter innovador del diseño, su valor cultural añadido, la optimización entre calidad y coste y, por tanto, su comercialidad. Y, por descontado, su funcionalidad. También se ha previsto la capacidad de adaptación de uso de cada una de las piezas a distintos espacios, y el cumplimiento de normas internacionales de seguridad que permitan la homologación de los artículos y, por consiguiente, su difusión en todo el mundo. Todas estas premisas configuran un marco de elevada exigencia que pone de manifiesto, una vez más, la gran profesionalidad de muchos de los diseñadores industriales de este país.
Casa Barcelona es un proyecto cultural y, al mismo tiempo, comercial. Se trata de una propuesta realista y pragmática que se inscribe en el creciente futuro del ya reconocido diseño español. El resultado final, lo que se ha podido ver en la exposición, es como una gran fotografía, una instantánea de las tendencias de nuestro mejor diseño que quedará para el futuro como referencia y resumen de la buena salud creativa de nuestro país en este año de singular importancia para nuestra historia más reciente.