Las terrazas, abandonadas al olvido y a la falta de uso, pueden llegar a convertirse en espacios muertos y desaprovechados en los que se acumulan numerosos objetos inútiles y grandes cantidades de polvo. Por el contrario, si se decoran con imaginación, podrán transformarse en pequeños jardines, capaces de combinar la frescura y el colorido de los vergeles más exóticos con la simplicidad formal de las edificaciones urbanas. Sea cual sea el tipo de decoración escogida, habrá que colocar el mobiliario -la mesa y las sillas, como mínimo-, cuya elección dependerá siempre del espacio disponible. Las terrazas de dimensiones generosas y forma reguiar no plantean demasiados problemas; sin embargo, las más pequeñas suelen ser mucho más exigentes. Así, por ejemplo, los muebles de madera maciza ofrecen un aspecto excesivamente pesado y los de mimbre son muy voluminosos. Para este tipo de terrazas, será más aconsejable introducir muebles de hierro forjado y piezas plegables que combinen madera y lona.